martes, 16 de julio de 2013

Cuando tu peor enemigo son las buenas intenciones de tus amigos

Hace un tiempo, cuando estaba empezando con esto del EIR, en algún lado leí que a lo largo de estos meses el peor enemigo que iba a tener para afrontar mi estudio iban a ser mis propios amigos y familiares. He de admitir que me pareció una exageración y que pensé "eso a mi no me va a pasar, mi familia y amigos están muy mentalizados y me apoyarán".

Pues ahora me encuentro, tras cuatro meses y medio de estudio, con que es cierto. Me apoyan, sí, pero también me ponen una y otra vez la tentación delante.

Al principio no parecía tener tanta importancia, yo estaba de prácticas, ellos estudiaban o trabajaban y quizás el EIR era un poco la excusa para descansar los fines de semana (puesto que no es que me matase a estudiar por aquel entonces). 
Pero ahora, con el buen tiempo y gran parte de mis amigos de vacaciones me veo que un día sí y otro también tengo que rechazar planes por culpa del estudio.
Planes que van desde salir una noche de fiesta hasta pasar un finde de acampada. Y yo siempre con la misma respuesta: "no puedo, tengo que estudiar". Y entonces llega el "bueno mujer, por un día que pierdas no pasa nada!"; pero claro, si sólo dedicase un día a cada uno de ellos... ocuparía los dos meses de verano (y yo encantada, pero no puede ser).
Entiendo que detrás de todo están las buenas intenciones, que es normal que surjan planes sin parar y que es buena señal que ,aún siendo varios grupos distintos de amigos, cuenten conmigo para ello. Pero también es cierto que llega a ser agotador ser siempre la rancia, y que la responsabilidad tiene unos límites.

En días como hoy es cuando piensas: "¿Quién me habrá mandado a mí meterme en este lío?". 

Y la pregunta más importante: ¿aguantaré hasta el final?




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